lunes, 20 de mayo de 2013

Resolución de conflictos.


       Hoy en clase de ciudadanía hemos tratado el tema de la resolución de conflictos mediante el proceso de mediación. Es decir, estando en presencia de un mediador, que controlara la situación e intentará llevar a las dos partes del conflicto hacia una solución. El profesor nos propuso que pensáramos en un conflicto, y en grupos, practicando la táctica del mediador, intentáramos resolverlo. Os planteo el conflicto que surgió en mi grupo:

        Dos alumnos quieren el sitio de la ventana. El primero, llamemosle X, es el que se encuentra una fila por delante del segundo, llamemosle Y.  X se queja de que si él está en la ventana tan tranquilo e Y acerca la mesa para poder ver la ventana le deja sin sitio para poder levantarse/moverse. Ninguno está dispuesto a abandonar la ventana. ¿Cómo podríamos resolverlo?

        Un buen mediador debe seguir 7 sencillos pasos:

                1º: Conocer el problema. Ya que viviendo en la ignorancia es poco probable que consigas solucionar el problema y que las partes estén totalmente de acuerdo. Para llevar este paso a cabo debes escuchar las dos partes de la historia, qué ocurre u ocurrió, por qué ocurre u ocurrió el conflicto y las impresiones de cada uno acerca del otro, o de la manera de actuar del otro. A veces con eso no basta, y deberemos investigar un poco por nuestra cuenta para tener una cronología detallada de los hechos reales.

                2º: Que cada parte plantee lo que quiere sacar de ese conflicto. Lo que quiere ganar con todo eso.

                3º: Que cada parte razone lo que no le importaría ceder por conseguir llegar a un acuerdo.

                4º: Se exponen alternativas.

                5º: Se descartan las alternativas que no contenten parcialmente o plenamente a cada una de las partes.

                6º: De las alternativas elegidas se negocian los requisitos para ser aceptada por las dos partes.

                7º: Se lleva a cabo el compromiso. Se pone en práctica.

        Dentro de este esquema entraría obviamente la objetividad del mediador y la disposición de las dos partes a la hora de llegar a un acuerdo. Es decir, que el mediador no se puede decantar por una parte más que por otra. Y que las dos partes deben involucrar en la mediación, cediendo cosas y comprometiéndose a cumplir lo acordado. Ya que si no, nunca llegarían a un acuerdo.

      Dicho esto, reanudamos el conflicto de la ventana. Ya conocemos el problema. Sigamos con el esquema. La parte X quiere estar en la ventana, estar con un amigo y disponer de suficiente espacio para moverse. La parte Y tan solo quiere mantenerse en la ventana pero con suficiente visibilidad. ¿Qué nos les importaría ceder? A la parte X no le importaría ceder mejor visibilidad y a la parte Y no le importaría ceder espacio. Se plantean varias alternativas, la mayoría de las cuales son rechazadas. Queda una que se modifica y las dos partes acuerdan compremeterse con las medidas tomadas. Nuestra solución fue que X se echaría más hacia delante con la mesa pero tendría lo suficientemente alejada la silla para así estar un poco en la ventana y a la vez tener espacio para moverse. Y que Y pegara su mesa a la silla de X para tener más visión de la ventana. Así las dos partes ganarían.

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